Ser Valiente

Hoy hablaremos de un tema muy amplio del que nadie se libra, en algún momento lo sentimos o experimentamos aun sabiendo que las cosas puedan estar bien, de el podemos aprender valiosas lecciones de vida, todo va a depender en el cómo lo asimilemos.

“Hoy analizando he llegado a la conclusión de que algo no nos gusta simplemente porque no lo comprendemos. Se podría decir que tenemos gustos universales pero limitados a nuestra comprensión”.  Robert F.

Y yo diría que lo que limita esa comprensión es el miedo, que existen cuatro tipos de miedo; A lo desconocido (el no saber lo suficiente sobre algo) a lo conocido (el saber mucho sobre algo) A los demás (la opinión de otros, aunque muchos afirmen que no es así) a nosotros mismos (de lo que nos consideremos ser capaces o no).

Constantemente podemos sentir que nos enfrentamos a situaciones nuevas, como si la vida se dividiera en cortometrajes, en diversas escenas que van conformando la película de nuestras vidas. Es fácil ser el espectador que observa la película, lo difícil es ser el protagonista, no saber que vendrá después y la vida de cierto modo es una película sin libreto, donde todo puede pasar, es a nosotros a quien le toca decidir qué tipo de personaje somos. Lo ideal es que cada uno sea el protagonista de su propia vida, pero a veces solo somos los espectadores, sin ser partícipes de nuestra propia película, es cierto que puede dar miedo, pero llega un momento en el que te das cuentas que has estado desperdiciando tiempo valioso de tu vida, pues el tiempo no se puede recuperar pero puedes hacerte el favor de ser más consciente y evitar seguir cometiendo los mismos errores. Una de las primeras ideas de miedo es no ser capaz de ser  mejor de lo que hemos sido, no porque no podamos ser más sino por no creer que podemos.

La falta de confianza en nosotros mismos puede afectar más de lo que creemos en nuestra vida, muchas veces ese pensar nos lleva a rodearnos de personas o situaciones que nos confirman esas inseguridades, limitando nuestros sueños y nublando la verdadera visión que deberíamos tener de nosotros mismos, vivimos constantemente buscando quien nos haga sentir que nos equivocamos pero cuando lo logramos puede pasar en la mayoría de los casos que no aceptamos que realmente este pasando, fastidiando nuestra fortuna. Al no sentirnos capaces podemos renunciar a posibilidades que pudimos aprovechar, muchas veces no nos damos cuenta o lo sabemos pero buscamos constantemente excusas para justificar nuestros miedos, estos pueden ser a largo o a corto plazo; Aunque en lo personal creo, nos gustan los de largo plazo, nos mantienen alejado de tener que idealizar o intentar enfrentar nuevos retos, pero también las excusas pierden valides.

Todos tenemos una realidad eminente que es esa esencia que nos hace únicos; nuestro mayor miedo es no encontrar ésta respuesta y muchas veces optamos por no buscar. El que no sabe que tiene que buscar algo, vive en un mundo más relajado aunque sea más miserable no sale de su confort (inocente sin conocimiento) se podría decir una persona de madurez infantil. Esta el que se da cuenta que está en la desdicha, pero por miedo a conseguir menos de lo que ya tienen escogen solo renunciar y conformarse (el que viven en la ignorancia). Y tenemos al que se da cuenta que ha estado errando lo acepta y se rinde a la resistencia de ir tras su verdadero ser, esa esencia única que solo tú puedes lograr y una vez que te das cuenta y aceptas todo lo que hagas solo sumara a esa gracia, ya no habrá manera que no te goces en tu ser al menos que permitas volver atrás, lo que en el simple hecho de considerarlo ya estarías errando; el único atrás que debes conseguir es la capacidad de asombro y de maravillarte como niño. Pero ahora con la diferencia de tener la experiencia de la vida (inocente con conocimiento).

“Una noche un anciano indio Cherokee le contó a su nieto la historia de una batalla que tiene lugar en el interior de cada persona. Le dijo: “Dentro de cada uno de nosotros hay una dura batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, violento, lleno de ira y agresividad. El otro es todo bondad, amor, alegría y compasión”. El nieto se quedó unos minutos pensando sobre lo que le había contado su abuelo y finalmente le preguntó: Dime abuelo, ¿Cuál de los dos lobos ganará? Y el anciano indio respondió: Aquél al que tu alimentes”

“Muchas veces nos tornamos malvados, violentos, llenos de ira y agresividad y todo por miedo a enfrentar alguna realidad”

 De aquí radica el tener confianza en uno mismo, que no es alejado de lo que hemos hablado el aceptar y confiar en ti, viene junto al sentimiento de amor propio. Lo que ofrecemos a otros, confianza, amor, lealtad, valor respeto, para poderlo dar primero debemos practicarlo constantemente en nosotros; para ser fieles a nuestra esencia y no dejarnos corromper por lo externo, es este conocimiento y esta aceptación la que nos permitirá traspasar las barreras de inseguridad que encabezan nuestros miedos.

Sacar lo negativo y agresivo que hemos sido con nuestra opinión personal, respeto que muchas veces dejamos que otros sobre pasen al considerar que tienen razón, pero la única verdad es que somos los responsables de que otros no nos respeten, muchas veces lo permitimos por otra clase de miedos; como el que nos dejen y quedar solos, uno de los más comunes (dejamos que la vida nos use por miedo a perder). De lo que hay que ser conscientes es que en la vida nada es eterno y que la vida es perecedera y por lo tanto en movimiento. Lo natural es que sea cambiante así que aferrarnos a las cosas o las personas no es lo más sano, pero alejarnos y aislarse tampoco es la solución porque la vida se trata de compartir.

Cuando hablo de ser cambiantes no me refiero a ir de una persona a otra de no profundizar en las relaciones, es a vivir el día, un día a la vez si los que están se van o ya no están no aferrarnos a ellos, saber soltar, el apego no genera ninguna ganancia solo aproxima la perdida –todos queremos nuestra libertad- el apego solo limita esa libertad y cuando se siente que te limitan solo queremos conseguirla nuevamente y este deseo de libertad es mayor que un “amor” mal planteado. El verdadero amor no limita esa libertad más bien contribuye a ella. No puede existir amor verdadero sin libertad y verdadera libertad sin amor: Y el amor comienza en nosotros mismos. Pero ya hablaremos sobre libertad.

Tu mejor obsequio es compartir tu individualidad saber ver y “aprovechar” las individualidades que se cruzan en tu camino; gozarse en sus diferencias e igualdades, sin aferrarse, sin controlar, dejando fluir, dejando ser. Todos tenemos miedos es algo que experimentamos, la diferencia está en el cómo los asimilamos, como reaccionamos y los enfrentamos. Da miedo lo desconocido, lo nuevo el no saber que esperar, pero el intentar, arriesgar y enfrentar con valentía y confianza en uno mismo nos puede llevar hacer la diferencia.

“Todos queremos ser extraordinarios pero nos hemos estado esforzando en vano, lo extraordinario ocurre cuando no hay esfuerzo y solo eres” Osho.

Con simple humildad, sin un plan sin ganas de ser admirado o de alcanzar algo; cuando apagas tu mente, las autocriticas y solo aprovechas el momento, así podrás encontrar tu arte. 

Comentarios

  1. Que bien se siente cuando alguin tan especial te regala sus conocinientos y te hace sentir tan bien he importante en la vida bendiciones mi doctora hermosa eres mi angel'"

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